El manto de la vida
puntada a puntada
forma bordados,
entre cenefas de flores,
de agradecidos colores,
y días atropellados.
Realizando un doble punto
oblicuo hacia la izquierda,
ves como pasa la vida
hecha de esparto y de seda
y vas tejiendo despacio
con hilos de la existencia.
Y cuando llegas a un punto
donde la aguja no
entra,
insertas bucólicos silencios
y clavas despacio la
púa
en medio del pensamiento.
Y los pájaros bordados
trinan torpes tus vivencias
y ves que al final del camino,
algunos días baldíos
se entrelazan entre tu esencia
y se transforman en huecos,
se deshilacha la mente
y se deshacen en flecos.